sábado, 31 de enero de 2015

Heterocromía de la estupidez

Hace un par de días escuché una discusión que se gestó en el metro en la estación Manquehue, al parecer un hombre había pasado a llevar a una muchacha de forma poco decorosa y esta lo denunciaba a todos los presentes a gritos, el hombre le contestaba gritando de la misma forma, sin tener mayores argumentos, y de pronto sacó de sí una frase que poco venía al caso y que, además, demostraba lo que muchos chilenos creen es un prueba tácita, pero que en realidad no vale nada:

-¡¿Qué me vienes a gritar tú, huevona?! ¡¿No ves que tú tienes los ojos cafés y yo los ojos verdes?!

Al poco tiempo tuve una discusión con alguien de ese mismo barrio, quien me gritó ante toda la gente que yo era una “poblacional” por vivir en Santiago centro…sí señores, en la cabeza de este hombre eso era un insulto.

Todo esto no suman más que un par de anécdotas, como muchos tenemos, pero estas llegaron a su límite al escuchar a mi madre, una mujer de clase media, decirme que algunos de mis amigos eran malas personas tan sólo por su color de piel y que la educación no debía ser gratuita simplemente porque no corresponde que la clase alta se roce con la clase baja, que está bien que las carreteras y el transporte público sean así de costosos ya que, como servicios privados, los dueños “deben” tener ganancias, etc.

De verdad quiero a mi madre y, en el caso de las demás personas, trato siempre de comprender el pensar y el actuar de los demás, pero me parece escalofriante e increíble que cosas tan gratuitas como el lugar donde naciste o tu color de piel influyan de tal manera aún en la vida misma. Somos todos seres humanos y todos nos merecemos las mismas oportunidades.

Que no nos sorprenda el oír esta clase de cosas aún hoy en día, pero no admitamos esta clase de INCULTURA, porque una persona que se cree superior a otra por su color de ojos o por tener un Ferrari es claramente una persona IGNORANTE, que no merece ser escuchada hasta que se escuche realmente a sí misma.

Todos nacemos y vivimos distintas circunstancias, reflectando a los demás lo que en realidad somos por dentro. No hagamos creer que cosas terribles de nuestra historia como el nazismo aún existen, aprendamos a vivir en paz con nuestras diferencias. Esto no se trata de ser TOLERANTE, pues la tolerancia tiene relación con aceptar acciones, como por ejemplo que una mujer tolere el alcoholismo de su marido o que un profesor tolere las faltas de respeto de un alumno; no puede existir la acción de tolerar a alguien, pues la tolerancia tiene que ver (fuera de la ciencia) con faenas. No está bien el considerar “tolerar a alguien por su color de piel” o “tolerar a alguien por su orientación sexual”, pero puedes tolerar a alguien por “la música que puso”, “su discurso político” o “por meter bulla durante la noche.” No, nada de esto tiene relación con el enseñarle a las personas arribistas a tolerar a quienes ellos creen inferiores, sino se trata de instruirlos sobre el hecho de que todos venimos de las mismas partículas, se trata de formarlos en la amplitud real del mundo, de educarlos sobre empatía y trato social.

No puedo escribir este texto sin un sabor amargo, pues todas mis experiencias con esta clase de gente tan sólo me demuestran que, mientras nosotros tratamos de salir adelante en este mundo post-moderno, ellos aún viven mentalmente en un feudo, creyendo que nosotros somos villanos rodeando sus imponentes castillos, peleándonos por un mendrugo de pan, mientras ellos le lanzan los huesos de su comida, aún con carne, a sus perros de caza.
Para que el lector común comprenda a qué me refiero tan sólo debo decirle que busque las películas de los hermanos Badilla. Para muchos de nosotros son pésimas películas con un humor mal copiado de las películas estadounidenses, y no se apartan demasiado de la realidad, pero lo que es peor aún es que, en el mundo de estas personas, ese humor superficial y anticuado funciona, pues sus vidas son de esa manera. Cuando nos parece que el arte de Sebastián Badilla no ha evolucionado en el fondo es porque el mundo en que vive no lo ha hecho tampoco, viven en una crapulencia ridícula y, lo que es peor, tratan de clasificarse a sí mismos como otra especie de clase media, para así pretender saber de qué hablan cuando lo hacen sobre la verdadera clase media chilena…o cuando simplemente lo hacen sobre Chile.

Nada más que decir, es una vergüenza saber que gente de esta calaña maneja nuestro país y que quienes sí valen el puesto se vean opacados y ahogados por medios de comunicación que, de paso, también son manejados por estos seres egoístas. Ojalá algún día se haga una gran campaña para educar a las personas de Plaza Italia para arriba, pues la mayor parte de ellos son seres MAL EDUCADOS, o en palabras que ellos entienden mejor "rotos" y que lo único que hacen es DAÑAR CHILE.

Artículo publicado originalmente a través de mi facebook el día 22 de Diciembre de 2014
https://www.facebook.com/notes/valentina-jazm%C3%ADn-arenas-allel/heterocrom%C3%ADa-de-la-estupidez/10204654268709198