jueves, 31 de agosto de 2017

Reseña: Escobar, un paraíso perdido


Como ocurre muchas veces el título original de una película dice más de ella que las traducciones, este es el caso de Paradise Lost (Paraíso perdido), ópera prima del actor Andrea Di Stefano, pues nos presenta en su película (traducida Escobar para Chile) la perspectiva del paraíso natural al que llegan Nick (Josh Hutcherson) con su hermano Dylan (Brady Corbet), el cual progresivamente comienza a contrastar con la realidad social de Colombia en esos años, cuando Nick se enamora de María (Claudia Traisac), sobrina del famoso traficante Pablo Escobar (Benicio Del Toro) todo cambia en sus vidas. El “paraíso” de estos muchachos se pierde ante el infierno poblado de sangre y droga de Pablo Escobar, atrapando cada vez más a cada uno de los participantes de la trama.
Destaca tremendamente la forma en que se narra la historia de este reconocido personaje, pues nos muestra su lado más humano, la ayuda a los pobres, el compartir con su familia, sus oraciones a Dios, sin embargo comenzamos a ver con suma sutileza su lado más oscuro, en donde manipula a su familia ordenándolos como si fueran piezas de decoración, en donde la vida humana es un factor sacrificable para su beneficio propio...en donde él se considera al mismo nivel que Dios en una sociedad sumamente católica. El pasar así de un aspecto a otro le da tal profundidad al personaje que lo convierte en un ser aún más escalofriante que el caricaturesco traficante rodeado de prostitutas que solemos ver en televisión, como en la teleserie del mismo personaje El patrón del mal. Esta visión de la obra, complementada con la actuación de Benicio Del Toro, hacen de esta representación de Pablo Escobar un ser único y notable, por sobre los demás que hemos visto.
Desde sus inicios la narración cada vez se vuelve más intensa, permitiéndonos pasearnos por toda clase de profundos sentimientos, acompañando esta narración con una excelente fotografía que intercala planos suaves, bien compuestos y armoniosos para describirnos “el paraíso de Colombia”, para luego incrementar la progresión de la trama con cámaras en mano y focos extremadamente selectivos, aislando al personaje de su entorno y mostrándonos así su confusión y dolor. En un par de ocasiones existen problemas técnicos tales como saturación en pistas de audio o cambios bruscos de registros dentro de una misma escena, sin embargo estos problemas menores sólo ocurren un par de veces y, fuera de ser un tanto molestos, no se convierten en ninguna complicación para comprender a cabalidad la historia.

En definitiva, si se quiere aprender realmente sobre la mente de un hombre como Pablo Escobar, recomiendo totalmente esta película, la cual elimina la perspectiva del “turista en busca de droga y sexo” y nos muestra el lado más profundo del alma humana en esas circunstancias. No me extrañaría que, con el tiempo, Escobar se convirtiera en la principal postal de los oscuros tiempos de este hombre y sus coterráneos.